Introducción
Todos conocemos los beneficios del Mindfulness o atención plena: menos estrés, mejor toma de decisiones y equilibrio emocional, y muchos de nosotros hemos probado la meditación. Sin embargo, es difícil hacer del Mindfulness un hábito. El presente artículo ofrece cuatro consejos para hacer del Mindfulness o atención plena una parte habitual de tu vida. Primero, intenta practicar con un grupo que pueda brindarte apoyo cuando tu compromiso vacile. En segundo lugar, decide un horario durante el cual meditarás, pase lo que pase. En tercer lugar, puedes trabajar con un instructor que pueda brindarte consejos sobre cómo superar algunos descarriladores comunes. Por último, deja de lado cualquier expectativa que tengas sobre tu progreso (si lo estás haciendo bien o no, qué debería suceder mientras o después de que medites, etc.).
El desafío de la practica diaria
Desarrollar una práctica de meditación diaria es difícil. La mayoría de las personas han meditado alguna vez en su vida, pero son pocos los que han logrado establecer una practicar regular. Si bien la mayoría ha experimentado los beneficios de la meditación, el principal problema radica en encontrar el tiempo para hacer de la práctica un hábito.
A continuación, presentamos cuatro consejos para desarrollar una práctica sostenible a lo largo del tiempo.
1. Encuentra una comunidad.
Si bien las aplicaciones digitales apps, han dado lugar a la idea de que la meditación debe practicarse de forma individual; Durante milenios, personas de diferentes comunidades en el mundo, se han reunido para practicar la meditación en grupos. En el budismo, a estos grupos se les llama sanghas. Los principales beneficios de la practica grupal son: primero, que el grupo se reúne en una fecha y hora determinadas, generando una responsabilidad en los participantes. En segundo lugar, que existe el apoyo social, que le permite, a cada participante, sentirse acompañado, comprendido, inspirado por otras personas que, enfrentan los mismos desafíos.
La mayoría de las personas que han establecido una práctica regular de meditación, participan de alguna comunidad. Existen comunidades tradicionales como la Vipassana (donde inicié mi práctica) o el Zen. Otros, han creado comunidades dentro de sus organizaciones profesionales, como el grupo de Chade-Meng Tan en Google. Algunas comunidades trabajan en organizaciones, como la iniciativa Mindful on Wall Street, fundada por ejecutivos de Morgan Stanley, Credit Suisse, DWS, Goldman Sachs y la Fundación Ford. Varios cientos de banqueros se unen a las meditaciones semanales del grupo a través de conferencias telefónicas. Alice Kim, directora ejecutiva de Morgan Stanley y una de las fundadoras, explica: «Descubrí que la reunión de un grupo de personas, con ideas afines y una intención compartida, nos permite encontrar tranquilidad muy rápidamente».
Hace un año, un amigo y yo, fundamos una comunidad de meditadores llamada “Mindfulness al amanecer”, donde nos reunimos con un grupo de personas a meditar de lunes a viernes en la mañana, durante 15 minutos. Si deseas participar gratuitamente de este espacio puedes inscribirte en el siguiente enlace: https://bit.ly/CirculoMindfulness
2. Comprométete con un tiempo de práctica que sea no negociable
Sentarse en una comunidad proporciona una estructura para garantizar que practiquemos con regularidad. Establecer un horario confiable para la práctica personal también es fundamental. Patrick, director gerente de un banco de inversión global, lo hizo justo después de su curso de introducción a la meditación. Informó a su equipo que las 3:00 PM sería su tiempo de meditación diario, durante el cual no debía ser interrumpido, y bloqueó el tiempo libre en su calendario. Todas las tardes cierra la puerta de su oficina y medita durante 20 minutos. El hecho de que su oficina tenga ventanas de vidrio ha fortalecido su determinación de alguna manera: su equipo puede verlo meditando y ha llegado a esperar ver a su jefe sentado en silencio y sólo todos los días.
3. Trabaja con un instructor
Como ocurre con la mayoría de las habilidades, para alcanzar un cierto nivel de dominio, es útil trabajar con un maestro. Es posible que puedas aprender, por tu cuenta, los conceptos básicos del golf o del piano, pero mejorarás más rápido si tienes un entrenador que observe tu swing o un maestro que te explique cómo leer música y te brinde feedback personalizado. Lo mismo ocurre con la meditación. Después de algunas semanas o meses de práctica, te puedes encontrar con todo tipo de posibles descarriladores: dolor físico por estar sentado quieto (posiblemente en la postura incorrecta) o pensamientos y emociones desagradables que no sabes cómo manejar. Puedes sentir que no estás progresando y tener la tentación de detenerte. Un maestro de meditación con experiencia puede ayudarte en este momento crítico brindándole retroalimentación y orientación.
Actualmente, no existe una certificación universalmente reconocida para profesores de meditación Mindfulness o atención plena. Hay organizaciones como las escuelas de Zen o Vipassana, la mayoría de ellas operan sin fines de lucro y sus maestros han pasado por una formación rigurosa, a menudo durante décadas. También hay organizaciones como Search Inside Yourself, iniciada en Google, y el programa MBSR de la Universidad de Massachusetts capacitan y certifican a maestros a nivel mundial. Sin embargo, la duración de la experiencia y la formación de los profesores varían, así que es importante investigar.
4. Deja ir tus expectativas de progreso lineal.
Todos tenemos expectativas para nuestra práctica de meditación. De lo contrario, ¿por qué nos daríamos un tiempo para sentarnos a meditar? Queremos sentirnos renovados después, menos estresados, más concentrados y menos irritables. Desafortunadamente, no todas las sesiones de meditación se sienten así. A veces, nuestras mentes tienen dificultades para calmarse. A veces, darles el espacio para vagar libremente solo aumenta el volumen de los pensamientos irritantes. La clave es comprender que el progreso no siempre puede parecer lineal, o incluso cómo esperamos. Con un entrenamiento físico, es posible que después te sientas adolorido y agotado, pero sabes que fortalecerá tus músculos a largo plazo. El ejercicio mental de la meditación, a veces puede dejarte insatisfecho o hacerte pensar que no está «funcionando». En cambio. Sin embargo, puede ser una señal de que estás en el camino correcto. Tu mente está aprendiendo el proceso de calmarse y este «entrenamiento» está creando algo de dolor mental. Si sigues así, fortalecerás tus músculos mentales a largo plazo.
CONCLUSIÓN
La práctica constante es esencial. Tienes que hacerlo, y tienes que hacerlo con regularidad, incluso cuando no te apetece, para que, con el tiempo, tu mente fácilmente distraída aprenda a descansar en una conciencia abierta, sin apegarse constantemente al siguiente pensamiento que se le presente.
Los cuatro factores son como pilares que deben sostener tu práctica. En los momentos en que te sientas tentado(a) a dejar tu práctica diaria porque estas demasiado ocupado o cansado, la presión de no fallarle a tu comunidad y/o la inspiración o motivación que recibirás de tu maestro sostendrán tu práctica. Cuando sientas que no estás progresando, el recordar que el proceso no es lineal, te devolverá la calma y el enfoque. Por supuesto, habrá ocasiones en las que alguno de tus pilares fallará, pero si ha establecido los cuatro, los demás pueden continuar apoyando y manteniendo tu práctica.
Fuente: https://hbr.org/2020/11/make-mindfulness-a-habit