Somos seres sociales.
Los seres humanos somos seres sociales, hemos vivido en comunidad desde los albores del tiempo. Nuestra capacidad de cooperar ha sido una gran ventaja adaptativa, que nos ha permitido conquistar casi todos los rincones de planeta. Ser una especie social, nos ha permitido lograr lo que se conoce como presupuesto corporal, las formas en que nuestros cerebros gestionan los recursos corporales que usamos cada día.
Además, durante toda nuestra vida y, de manera inconsciente, influenciamos en los presupuestos corporales de las personas con las que interactuamos. Esto quiere decir que, las palabras de los demás cambian tu cerebro y viceversa. Esto tiene profundas implicaciones sobre la manera en que vivimos nuestras vidas.
Cómo influyen las personas que nos rodean en nuestro presupuesto corporal y, cómo reconfiguran nuestro cerebro adulto.
Nuestro cerebro cambia a través de la vivencia de nuevas experiencias, lo que se conoce como plasticidad. Sus neuronas cambian gradualmente todos los días. Las dendritas en forma de rama se vuelven más tupidas y sus conexiones neuronales asociadas se vuelven más eficientes. Poco a poco, el cerebro se afina y se depura a medida que interactúa con los demás.
Algunos cerebros están más atentos a las personas que los rodean que otros, pero todos tienen a alguien que los afecta. Esto es crítico en los ambientes laborales donde pasamos la mayor parte del tiempo (incluso ahora en el caso del trabajo remoto o virtual). El comportamiento de los líderes afecta a sus colaboradores directamente y, a los equipos de los que forma parte. Tanto ellos como la familia, amigos, vecinos e incluso extraños contribuyen a la estructura y funcionamiento del cerebro, ayudándolo a mantener al organismo en equilibrio.
Esta co-regulación tiene efectos medibles. Cuando estas con alguien que te importa, tu respiración puede sincronizarse, al igual que tus latidos del corazón, ya sea que estés en una conversación informal o en una discusión acalorada. Este tipo de conexión física ocurre entre bebés y cuidadores, terapeutas, coaches y clientes, buenos líderes y sus colaboradores, incluso en personas que toman una clase de yoga o cantan juntas en un coro.
Tus acciones también pueden afectar el presupuesto corporal de los demás. Por ejemplo, el levantar una ceja o elevar el volumen de tu voz en una conversación, pueden afectar lo que sucede dentro del cuerpo de los demás (su frecuencia cardíaca, los químicos que fluyen por la sangre, etc.). Por tanto, si un ser querido está sufriendo, puedes aliviar su sufrimiento simplemente tomándolo de la mano.
Sentirse acompañado vs sentirse solo
Los estudios demuestran que, si una persona y su pareja sienten que su relación es íntima y cariñosa, que responden a las necesidades del otro y que la vida parece agradable cuando están juntos, es menos probable que se enfermen. Y si ya está gravemente enferma, con cáncer o una enfermedad cardíaca, por ejemplo, es más probable que se mejore. Estos estudios se realizaron en parejas casadas, pero los resultados parecen ser válidos para las amistades cercanas y también para las personas y sus mascotas.
También nos enfermamos y morimos antes cuando nos sentimos solos de forma persistente, posiblemente años antes, según los datos. Sin que otros nos ayuden a regular nuestros presupuestos corporales, llevamos una carga extra por dentro. ¿Alguna vez has perdido a alguien por una ruptura o muerte y has sentido que has perdido una parte de ti mismo? Eso es porque efectivamente así fue: perdiste una de las fuentes que mantenían tus sistemas corporales en equilibrio.
La empatía y el presupuesto corporal
Cuando tienes empatía por otras personas, tu cerebro predice lo que pensarán, sentirán y harán. Cuanto más cercanas te sean las otras personas, más eficientemente tu cerebro predice sus luchas internas y más fácil te resulta comprenderlos y ayudarlos.
A su vez, cuanto menos familiar te sean los demás, más difícil te resulta sentir empatía por ellos. Necesitarás hacer un esfuerzo adicional por conocerlos más y mejor, lo cual se traducirá en retiros de tu presupuesto corporal. Esta puede ser una de las razones por las que las personas, a veces, no logran empatizar con aquellos que se ven diferentes o creen en cosas diferentes, ya que puede resultar incómodo intentarlo. Es metabólicamente costoso para nuestro cerebro lidiar con cosas que son difíciles de predecir.
Es por ello que, las personas suelen rodearse de noticias y opiniones que refuerzan lo que ya creen: esto reduce el costo metabólico de aprender algo nuevo. Desafortunadamente, también reduce las probabilidades de aprender algo que podría cambiar la opinión que una persona tenga de otra, con la que necesite llevarse mejor.
En los ambientes organizacionales, es clave por ello, verificar que las personas que ingresan a una empresa, encajen con su cultura para que establezca relaciones saludables con sus stakeholders y mejoren su grado de compromiso y colaboración con la organización.
El poder de las palabras
También nos regulamos con palabras: una palabra amable puede calmarte, como cuando un amigo te hace un cumplido al final de un día difícil o como cuando un buen líder te hace un reconocimiento por tu trabajo. Por otro lado, una palabra hostil puede hacer que tu cerebro perciba una amenaza e inunde tu torrente sanguíneo con hormonas, desperdiciando valiosos recursos de tu presupuesto corporal.
Las palabras tienen un fuerte impacto en nuestra biología, a pesar de la distancia física. Enviar un mensaje de texto con las palabras “te amo” a una persona querida que se encuentre en China, por ejemplo, afectará su frecuencia cardiaca, respiración y metabolismo, a pesar de que no pueda vernos, ni escucharnos. Si el mensaje fuera negativo, afectaría a la persona de manera negativa.
Tu sistema nervioso puede verse afectado no solo a través de la distancia, sino también a través del tiempo. Si alguna vez te has sentido reconfortado por textos antiguos como la Biblia, has recibido ayuda para tu presupuesto corporal de personas que vivieron siglos atrás. En general, los libros, videos y podcasts pueden afectarte de múltiples formas. Es posible que estos efectos no duren mucho, pero las investigaciones muestran que todos podemos modificar el sistema nervioso de los demás con simples palabras.
Porqué las palabras nos afectan
Porque varias regiones del cerebro que procesan el lenguaje también controlan el interior de nuestro cuerpo, incluidos los principales órganos y sistemas que administran nuestro presupuesto corporal.
Estas regiones del cerebro están contenidas en lo que los científicos llaman la «red del lenguaje», y pueden:
- Guiar la frecuencia cardíaca hacia arriba y hacia abajo.
- Ajustar la glucosa que ingresa al torrente sanguíneo para alimentar sus células.
- Cambiar el flujo de sustancias químicas que apoyan su sistema inmunológico.
El poder de las palabras no es una metáfora; está en nuestro cableado cerebral. Vemos un cableado similar en otros animales; por ejemplo, las neuronas que son importantes para el canto de los pájaros también controlan los órganos de su cuerpo.
Por tanto, las palabras son herramientas que pueden regular nuestra fisiología. Las palabras de otras personas tienen un efecto directo en tu actividad cerebral y en tus sistemas corporales. Así mismo, tus palabras tienen el mismo efecto en los demás. No interesa si deseamos o no tener ese efecto, es así como vinimos diseñados por la naturaleza.
¿Significa esto que las palabras pueden ser perjudiciales para su salud?
En pequeñas dosis, en realidad no. Cuando a alguien le dicen cosas que no le gustan, lo insultan o incluso amenazan su seguridad física, es posible que se sienta muy mal. Su presupuesto corporal está comprometido en ese momento, pero no hay daño físico en su cerebro o cuerpo. Su corazón puede acelerarse, su presión arterial puede cambiar, puede supurar sudor, pero luego su cuerpo se recupera y su cerebro puede ser un poco más fuerte después.
La evolución le otorgó un sistema nervioso que puede hacer frente a los cambios metabólicos temporales e incluso beneficiarse de ellos. El estrés ocasional puede ser como el ejercicio: los retiros breves de su presupuesto corporal seguidos de depósitos crean una persona mejor y más fuerte.
Estrés crónico
Pero si estás estresado una y otra vez, sin mucha oportunidad de recuperarte, los efectos pueden ser mucho más graves. Si luchas constantemente en un mar de estrés a fuego lento y tu presupuesto corporal acumula un déficit cada vez más profundo, eso se llama estrés crónico. Éste hace más que solo hacerte sentir miserable en el momento. Con el tiempo, cualquier cosa que contribuya al estrés crónico puede consumir gradualmente tu cerebro y causar enfermedades en tu cuerpo.
Es importante comprender que el cerebro humano no parece distinguir entre las fuentes de estrés crónico. Si tu presupuesto corporal ya está agotado por las circunstancias de la vida, como enfermedades físicas, dificultades financieras, cambios hormonales, falta de sueño o vida sedentaria, tu cerebro se vuelve más vulnerable al estrés de todo tipo. Esto incluye a las palabras hostiles usadas para amenazar, intimidar o atormentarte a ti o a tus seres queridos.
Cuando tu presupuesto corporal está continuamente sobrecargado, los factores estresantes, incluso los momentáneos, se acumulan. Es como si los niños saltaran sobre una cama, ésta puede resistir los rebotes de 10 niños, pero el undécimo rompe el marco de la cama.
En pocas palabras, un largo período de estrés crónico puede dañar el cerebro humano. Cuando estás en el extremo receptor de una agresión verbal sostenida, los estudios muestran que tienes más probabilidades de enfermarte. Los científicos aún no comprenden todos los mecanismos subyacentes, pero saben que sucede.
Si estás expuesto a la agresión verbal continuamente durante meses o si vives en un entorno que pone a prueba sin descanso el presupuesto de tu cuerpo, las palabras pueden dañar físicamente tu cerebro. No porque seas débil, sino porque eres un humano. Tu sistema nervioso está ligado al comportamiento de otros humanos, para bien o para mal.
Conclusiones
Es el dilema fundamental de la condición humana: lo mejor para tu sistema nervioso es otro humano y lo peor para tu sistema nervioso es otro humano. Existe un beneficio biológico real cuando las personas se tratan unas a otras con la dignidad humana básica.
Un enfoque realista de nuestro dilema es darnos cuenta de que la libertad siempre viene acompañada de responsabilidad. Somos libres para hablar y actuar, pero no estamos libres de las consecuencias de lo que decimos y hacemos. Es posible que no nos importen esas consecuencias, o que, no estemos de acuerdo con ellas. Sin embargo, tienen costos que todos pagamos.
El lado positivo de esto es que, el gran poder que tienen nuestras palabras y acciones implica que, tenemos la capacidad de crear armonía y bienestar, tanto a nosotros mismos (de acuerdo a nuestro dialogo interno), como a cada ser humano con quien interactuamos. Usemos ese poder sabiamente.
Fuente: : Ideas.ted.com. Peoples words and actions can actually shape your brain a neuroscientist explains how.